sábado, 13 de octubre de 2012

Las barreras psicológicas del jugador de pádel.




           No dormimos igual un día normal que el día anterior a un partido decisivo. También nos podemos ver afectados por el lugar donde compitamos, y sobre todo, por nuestro contacto con otras personas y/o competidores y su juego.

           Las horas previas al inicio de un partido se suele experimentar nerviosismo, sudoración, tensión muscular, es decir, alteraciones fisiológicas que pueden hacer que se olvide detalles técnicos importantes.

          Un nivel de tensión elevado hace que nos cansemos más y que no lleguemos bien a las bolas, también nos puede perjudicar en la ejecución precisa de un golpe.

         Todas estas circunstancias están directamente ligadas con la psicología. Uno puede ser un fenómeno pero como se ponga nervioso está perdido.Y ¿por qué el jugador de pádel se pone nervioso?....

¿Cuáles son las barreras psicológicas de un jugador de pádel?

(1) MOTIVACIÓN: ¿Por qué practico el pádel y no otro deporte? ¿Hasta dónde pretendo llegar? ¿Estoy dispuesto a ser un campeón o sólo ser el mejor de mi club?

      Todos solemos hablar de estar más o menos motivado para hacer esto o lo otro, pero no todos estamos los suficientemente motivado para aguantar un duro entrenamiento una y otra vez. ¿Estamos igual de motivados cuando ganamos que cuando perdemos? No, sin embargo, para superarnos debemos de estarlo.

      La motivación es fundamental para superar las adversidades y frustraciones propias del deporte competitivo. En un partido de pádel solamente puede ganar una pareja, y eso debemos de saberlo antes de comenzar el partido. Tenemos que asumir que podemos perder, pero aún así tenemos que estar satisfecho con nuestro esfuerzo y dispuestos a superarnos.




(2) EXPECTATIVAS: Cuando ocupamos un lugar alto en el ranking de nuestro club y tenemos que afrontar una competición donde partimos como favorito, nuestra disposición cara a ella es diferente a si la competición es de mayor categoría y “no estamos obligados a ganar”.

      Aunque no sea explícitamente, cuando nos dan como favorito tendemos a fijarnos una meta de exigencia deportiva, es decir, ya no se trata de jugar bien y ganar, sino de defender un “estatus” dentro de la élite dentro del pádel. No ocurría esto si no tuviéramos que defender un puesto en el ranking. Y estas expectativas provienen del propio sujeto (autoexpectativas) y del entorno (entrenadores, padres, compañeros de entrenamiento, esponsor, etc.).

      Tenemos que mentalizarnos que jugamos por nosotros mismos y no por los demás, que nuestro rendimiento dependerá de lo que hagamos en el momento de la competición y no debemos de anticipar posibles fracasos, ya que si los anticipamos se cumplirán. Así, debemos de estar preparados para cualquier tipo de competición (ya sea de club, regional, nacional o internacional) y participar con el mismo entusiasmo y con las ideas claras de lo que pretendemos conseguir en ella.

(3) PRESIÓN: Normalmente, cuando en los entrenamientos golpeamos una y otra bola lanzada por el profesor no tenemos ninguna presión, nos limitamos a golpear con cierto “desparpajo”. Sin embargo, basta que nos digan “gana esta bola” para que nuestro golpe no sea el mismo.

      Cuando tenemos que asumir un riesgo, nuestro cuerpo experimenta un cambio en el arousal o nivel de activación/excitación. Estamos presionados. Esta presión es relativamente baja en los entrenamientos, pero aumenta considerablemente en un partido de competición, y no hace falta que sea una competición importante, basta con que el entrenador programe“puntos ganadores o decisivos” durante el entrenamiento.

      Nuestro porcentaje de aciertos es más bajo cuando estamos bajo presión. Si logramos controlar nuestro nivel de activación y tensión muscular en los golpes decisivos, la presión tendrá menos efectos y podremos controlar el golpe como nosotros queremos.





(4) METAS: ¿Cuál es mi objetivo? ¿Para qué me estoy entrenando? Es muy importante saber cuáles son nuestras aspiraciones. Los entrenadores, en la mayoría de los casos, trabajan con grupos homogéneos respecto al nivel técnico, pero no siempre son homogéneos en cuanto a los objetivos personales de logro deportivo.

      Es necesario que exista un compromiso, bien oral o escrito, donde tanto entrenador y jugador de pádel especifiquen unos objetivos a cubrir durante el período competitivo. Y esto debe de hacerse también con las metas psicológicas (si se está trabajando conjuntamente). No puedo estar preparado técnicamente para afrontar una competición y no estarlo mentalmente.

      Esta es la causa de numerosos fracasos de jugadores de pádel (extenistas), que se inician en la competición. Sí son buenos técnicamente, pero el nerviosismo, la presión, las autoexigencias, etc. hacen que no experimenten sensaciones gratas, eficaces, en una palabra: positivas. Hay que graduar los objetivos, tanto técnicos, como de rendimiento, como mentales.


     
        No olvidemos que para llegar a una meta, debemos esforzarnos y dar lo máximo de nosotros mismos. Nadie alcanza sus objetivos sin aprender a superar los obstáculos y las barreras que encontramos diariamente, ya sea en el deporte como en nuestras relaciones familiares, profesionales o sociales.

         Entender y conocerse a sí mismo es el primer paso para aprender a divertirse jugando al pádel, superando así cualquier barrera que se nos ponga por delante.

         Por eso, recuerda, DIVIÉRTETE SIEMPRE.



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